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Arquetipos y otros cuentos de hadas

Por Eugenio Barragán.

 

No sería justo comenzar un artículo sobre los arquetipos sin mencionar al padre del psicoanálisis, Sigmund Freud (1856-1939). Habría además que remontarse a su estudio sobre la histeria, realizado junto al neurólogo Jean Martin Charcot: en este estudio se hipnotizaba al paciente y Freud y Charcot accedían al trauma psicológico que producía la enfermedad mental. 

Los pacientes conseguían sanar. Sin embargo, frecuentemente recaían con otros síntomas. ¿Por qué? Pues porque el trauma se habían impuesto a la conciencia y no había sido tratado terapéuticamente. Esto hizo a Freud desarrollar otros métodos como la asociación libre. Sí, aquí interviene el típico diván, ese que vemos en las películas, y después la interpretación de los sueños, el chiste, mitología, arte, literatura y las diferentes formas de manifestación del inconsciente.  

Vamos a poner un ejemplo. Recordemos al inmortal Groucho Marx. En uno de sus programas para la televisión, Marx entrevista a un hombre del público.

—¿Cuántos hijos tiene usted?

—Tengo siete hijos —responde el espectador.

—¿Cómo es eso? —pregunta Marx irónicamente.

—Es que quiero mucho a mi mujer…

—Yo también quiero mucho a mi puro y alguna vez me lo saco de la boca.

El chiste es corto, hay un pequeño desarrollo y la última frase, la que nos hace reír, está “condensada”. Hemos asociado puro con pene y boca con vagina.

Así es. La teoría psicoanalítica se popularizó por romper los tabúes: hablaba de sexo, o más bien del instinto; de lo que se encuentra en el subconsciente (el ello), de la represión cultural (superyó) y de cómo estas fuerzas son equilibradas por el YO, el equilibrista. Supongo que os recordará algunas escenas de dibujos animados donde el protagonista mira a un lado y encuentra a su ángel malo —al demonio interior que incita a realizar alguna fechoría— y al otro descubre a su ángel bueno, que le muestra el camino correcto. 

El ángel y el demonio ¿O el demonio y el ángel?

Hablando de arquetipos: El ángel y el demonio ¿O el demonio y el ángel?

Luego apenas unos años más tarde aparece Carl Gustav Jung (1875-1961), uno de los discípulos de Freud. Freud había iniciado en el salón de su casa la “Sociedad Psicológica de los miércoles”. A mí, particularmente, me hubiera encantado acudir esos miércoles, hubiera tomado apuntes… con una grabadora. No sé cuánto durarían aquellas sesiones, pero sabiendo que eran verdaderos eruditos, todas las ideas que se pudieron desarrollar serían bienvenidas. Debo apuntar que Freud aprendió castellano para leerse el Quijote en versión original, por poner un ejemplo.

A diferencia de su maestro, Jung incluyó en su metodología nociones procedentes de la antropología, la alquimia, la interpretación de los sueños, el arte, la mitología, la religión y la filosofía más allá del punto de vista europeo. Da un paso adelante al ampliarlo a diferentes culturas y son conocidas sus estancias y estudios en Nuevo México, Sáhara, Uganda y Kenia. Surge así el concepto de arquetipo, que serían los patrones e imágenes arcaicas universales que derivan del inconsciente colectivo.

¿Pero cómo se forma este inconsciente colectivo? A través de la historia, del folclore, de ese relato que nunca nos cansamos de escuchar. Y aquí un ejemplo muy claro lo tenemos en la mitología de tantísimas culturas: desde la celta, la china, la griega, la amerindia… Fijaos también que la mitología nutre muchísimo a la Astrología. Si vamos a los especiales de los diferentes signos astrológicos que Emilio ha escrito, veremos que suele aparecer algún elemento mitológico para ilustrar los significados de cada signo. 

Otra forma de incorporar este inconsciente es a través de la educación que recibimos de pequeños. ¿Quién no ha conocido a esos padres protectores que no dejan crecer a la hija, más cuando le ha venido la regla? No la dejan salir, la controlan, le hablan sobre el peligro de las relaciones sexuales… Estos padres sólo le permitirían salir con aquel novio que le prometa casamiento, fidelidad y felicidad absoluta… 

¿Seguro que no conocéis a padres así? Pues entonces os contaré este cuento

Un rey tiene una hija, la reina murió durante el parto. El rey vuelve a casarse con otra mujer, que tiene celos de la hijastra y la maldice: cuando se pinche con una aguja y sangre —la primera regla—, entrará en un sueño —no podrá salir— y sólo podrá despertarla un príncipe con un beso —ese novio deseado por los padres. 

Veis pues que los cuentos están cargados de elementos simbólicos, de arquetipos donde no existen términos medios. Hay buenos contra los malos. Príncipes. Princesas. Dragones. Reyes poderosos o manipulados. Madres cariñosas. Y madrastras. Jóvenes dulces y erotizadas. Y caballeros dispuestos a matar a ese dragón. 

Os invito a ver series en la tele, a analizar cuentos populares, letras folclóricas y a seguir investigando en el arte, la Astrología, el Tarot… Descubriréis arquetipos en cada rincón, algunos ocultos y otros no tanto…  

***

Sobre el autor: Eugenio Barragán, aprendiz de mucho, maestro de nada. He desarrollado muchas profesiones en mi vida desde grabador de datos, administrativos, operador telefónico, formador ofimático, psicólogo. Pierdo el tiempo libre en las ramas de la psicología que se dispersan hacia la nebulosa Neptuniana, como asimismo en la literatura (sin mucho éxito). Deben ser cosas de mi sol en acuario.

Podéis seguirme en FB no en Twitter, porque apenas lo uso. 

 

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