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Bangkok para mochileros 2: Templos, museos y mis mejores parques

Nada, mochileros, continuamos con la Guía sobre Bangkok: extensa, divertida, sinvergüenza y práctica. Recordad que en la primera entrega analizábamos asuntos como el clima, toponimia, alojamiento y el transporte de la urbe. En este segundo artículo vamos a meterle mano a lo que la mayoría de los viajeros se plantean al pisar un lugar nuevo: ¿Qué ver? ¿Qué visitar?

Confieso que en general soy poco amigo del turismo de masas. Me aburren las guías de viaje, las visitas organizadas, las fotos de rigor (por no hablar de las selfies). Prefiero perderme a mi aire, grabar lo que pueda en mi caprichosa memoria y hartarme de brisa y atardeceres Con todo, me propuse reunir una buena colección de las atracciones turísticas más importantes de Bangkok. Encontraréis templos, museos y un par de parques. Los mercados, que molan tela, los dejamos para el próximo artículo.

Y basta ya de introducciones, que hay mucho de lo que hablar…

El Gran Palacio y hasta el culo de templos en Bangkok

A ver, chicos y chicas: el Gran Palacio es para Bangkok lo que Santa Sofía para Estambul, la Alhambra pa Granada o el Taj Mahal para Agra, por citar tres atracciones bien pisoteadas, fotografiadas, masificadas y, sin embargo, con muchísimo encanto -aunque sea por la noche, en la distancia o en el imaginario colectivo. Se trata, pues, de un clásico durante vuestro paso por Bangkok. Lo bueno, es que tiene muchos templos cercanos que podéis visitar en el mismo día.

La construcción del Gran Palacio se inició en 1792, durante el reinado de Rama I, para que sirviera como residencia de los monarcas y del gobierno. Se escogió una zona junto al río Chao Phraya, entonces ocupada por los chinos, que fueron desplazados al actual Chinatown.

Se trata de un conjunto palaciego de más de 200.000 metros cuadrados. No todo está abierto al público. Lo habitual es visitar los jardines -bajo tremendo calorazo-, el Patio Central, el Salón del trono y el templo Wat Phra Kaew o Templo del Buda Esmeralda.

El budita cobijado en este templo -de uno 45 centímetros, escupildo en jade que no en esmeralda-,  es uno de los más venerados en Tailandia. La leyenda lo vincula Nagasena, un asceta que vivió en la India por el 150 a. C. Existe documentación acerca de los continuos traslados de este Buda desde la India al norte de Tailandia, pasando por Laos hasta llegar Thonburi, antigua capital del reinado y por fin a Bangkok. Se creía y se cree que favorece con protección, dones y prosperidad a quienes lo poseen y le rinden tributo, de ahí que un largo historial de reyes lo haya codiciado y se apegara a él; algo muy poco budista, por cierto.

La entrada al Gran Palacio -que incluye la visita al Templo del Buda Esmeralda- cuesta 500 bahts y siempre hay gente visitándolo, cosas de estos famosos monumentos. Queda cerquita de Khao San Road y también del muelle 9 del Chao Phraya.

Como os decía, toda esta zona tiene varios monumentos muy próximos entre sí. Si estáis con humor y ganas, podéis poneros de templos hasta el culo. Y agarraos fuerte porque el pack completo incluye a Wat Pho, Wat Arun, Wat Sathut y Wat Saket. De ahí, ya podéis marcharos al nirvana. Pasemos a hablar de los templos…

Wat Pho o el Templo del Buda reclinado, como su nombre bien indica, alberga a un Buda enorme, acostaíco, con cara extasiada y a punto de echarse la última siesta. Se trata del Buda de mayor tamaño en Tailandia, con 46 metros de largo y 15 de alto. A mí me encanta y, por azares de la vida, he visitado este templo ya en dos ocasiones. Si vais, echadle un vistazo a los 108 símbolos de los pies del Buda. 100 bahts cuesta la entrada.

Además, Wat Pho es quizá la escuela de masaje tailandés más importante del país. Podéis apuntaros a sus cursos o recibir un masaje en el centro. Sus precios son de los más caros en Tailandia, pero son unos grandes. Os paso el enlace con las tarifas (viene en inglés).

Del Wat Pho podéis caminar al muelle 8 (Tha Tien Pier) y montar en uno de estas barquitas que por 3 bahts te cruza el río. Camináis un poco más y llegáis al Wat Arun o Templo de la Aurora o del Amanecer. A mí este templo me gusta más por fuera que por dentro. De hecho, cuando se ilumina en la noche es una pasada. Lo bueno de su interior es que se puede subir a su pagoda y tiene unas vistas decentes de la ciudad. ¿Precio? 50 baths.

Para continuar con la jornada espiritual, os toca regresar por donde habéis venido. De nuevo en la otra orilla, caminando un ratito -poca cosa, sólo que el sol puede que caiga a destajo- vais a encontraros con Wat Suthat. El Wat Suthat es famoso por sus murales pero más todavía por el columpio gigante situado cerca de su entrada.

Esta estructura fue originalmente construida por el año 1784. Fijaos que el columpio gigante -con una base redonda que representaba a la tierra- se usaba en ceremonias brahmánicas en las cuales unos sacerdotes se subían, balanceaban y trataban de alcanzar una bolsa con monedas de oro. El jueguecito conllevaba sus riesgos y acabó cobrándose unas pocas de vidas. Además, al columpio lo dañó un rayo que le cayó encima.

¿Al final qué pasó? Que se acabaron los rituales y, de hecho, el columpio que queda es una réplica. Por cierto, Wat Suthat cuesta 20 bahts y ver el columpio es gratuito.

Después de varias muertes se acabó la bromita del columpio

Finalmente podéis visitar Wat Saket o el Templo del Monte Dorado. También más bonito por fuera, sus vistas sí son interesantes pues para eso se encuentra en la cima de un monte (no tan dorado). La entrada cuesta 20 bahts y el templo queda además muy cerquita de la última estación al oeste en el canal -¿recordáis que os animaba a usar el canal como medio de transporte? Pues ya tenéis la excusa. Es el muelle número 4, llamado Phanfa Leelard.

En el caso que tengáis más ganas de templo, podéis chequear otros un poquito menos conocidos como el Wat Traimit que alberga un Buda de oro y se encuentra en Chinatown; el Wat Suwannaram, también famoso por sus murales, en Thornburi o el Wat Ratchapradit, en Rattanakosin y nada alejado del Gran Palacio.

Entre museos anda el juego

Bangkok tiene un par de museos bastante guays. Lo normal es que las guías mencionen el Jim Thompson,  un museo-casa-tienda-pijada del americano que hizo famosa la seda tailandesa. Y no es que el museo esté mal: se trata de un conjunto de seis casas de estilo tradicional tailandés, todo muy bien cuidado, muy cuco, muy chic. ¿Pero qué pasa con el resto del arte?

Yo os recomiendo el Museo de Arte Contemporáneo (MOCA) y el Bankok Art and Culture Centre. El primero es un edificio de cinco plantas casi tan moderno como las colecciones que alberga: de verdad que mola tela y permite salir del bucle de clichés al que Tailandia nos tiene tan acostumbrado. Sí, hay vida más allá de los templos, los mercadillos y el picante y es que los tailandeses, cuando se lo proponen, pueden hacer obras de arte pero que muy desafiantes y controvertidas. De hecho me pareció entender cómo algunas piezas expuestas se burlaban abiertamente de la monarquía (un tema muy tabú en el país).

Para llegar al MOCA se tarda un paseo porque está en dirección al aeropuerto Don Muang. Necesitaréis viajar con el Skytrain hasta Mo Chit o con el metro hasta Chatuchak. Luego podéis agarrar un taxi o alguno de estos buses (134, 29, 510, 52, 191, 69, 504, 555). La entrada cuesta 180 baths.

El Bangkok Art and Culture Centre queda mucho más cerquita, en la parada del Skytrain National Stadium. Chequead el programa porque ofrecen desde exhibiciones a conciertos, performances, charlas y proyecciones de películas. Y encima de gratis.

 Los parques de Bangkok: verde que te quiero verde

Como toda guía, esta también peca de subjetividad. ¿Qué le vamos a hacer? Me gusta conocer los parques de las ciudades que visito y Bangkok no podía ser menos. Además, Bangkok puede resultar demasiado invasivo con tanto coche, humo y rascacielos, así que un ratito de sombra y verde se agradecen muchísimo. Estos parques resultan ideales para practicar deporte y vais a ver que quedan cerca de otras atracciones, para que no desviéis demasiado vuestra ruta.

Empecemos con mi mochilera y astrológica lista…

El parque más delicioso, facilongo y conocido de Bangkok es el Lumphini. Se llega en seguida con el metro desde la parada Lumphini Park o Silom. Dentro del parque encontraréis un lago, un pequeño embarcadero con hidropedales para alquilar y un palacete donde la gente baila. Además, hay una piscina, dos gimnasios al aire libre, mogollón de corredores y algún que otro chapero.

Me gusta mucho este lugar. Le tengo especial cariño, supongo que por las buenas memorias que me rescata, como explico en este otro artículo. Si visitáis la zona roja y el mercado de Patpong, el parque queda al ladito, así que merece la pena echarle un vistazo.

Luego hay otro parque super bonito, bastante céntrico y menos conocido: el Benjakiti. Podéis llegar en metro, esta vez desde la parada Queen Sirkit Convention (la misma que sirve para visitar el Mercado Rot Fai).

Si os gusta lo espiritual, a eso del atardecer en el Benjakiti se reúnen diversos grupos para practicar yoga y/o meditación. Además, las vistas que ofrece de la silueta de la ciudad son cojonudas.

Por último tenemos el parque Bang Krachao, apodado con todo el mérito el pulmón verde de Bangkok. Se trata de una isla artificial formada en el río Chao Phraya que cubre un total de 16 kilómetros cuadrados -vamos que es grandota. No queda lejos de Bangkok, pero ni los locales ni los turistas la frecuentan demasiado.

Para llegar debéis tomar el metro hasta la parada Kloeng Toei y, desde ahí podéis coger un tuktuk o un taxi (100 bahts aprox.) hasta el embarcadero del mismo nombre. Caminar también es factible, siempre que haya muchas ganas -son casi seis kilómetros. Una vez en el muelle agarráis una barquita que os cruce el río y ¡ya habéis llegado!

El parque Bang Krachao, ideal para la bici (Fuente: Coconut Media)

Lo normal es alquilar una bicicleta (80-100 bahts aprox.) y así  explorar la zona por sus numerosos carriles. Por cierto que hace unos años, el Times nombró el Bang Krachao el mejor oasis urbano de Asia. Los fines de semana tiene lugar en las cercanías el mercado flotante Bang Nam Phueng, así que podéis combinar ambas visitas en el mismo día.

Por supuesto que tenéis muchos más parques que conocer. Si se os baja la batería o el cuerpo os pide más verde, pasaros también por estos lugares: Chatuchak, Saranrom y el Santi Phap, ¿de acuerdo?

*

Y así terminamos el segundo especial sobre Bangkok. En el próximo le meteremos mano a los mercados, con regateo incluido. No os lo perdáis.

Hasta la próxima. Mil gracias por leer. Kop Khun Krup.

Emilio P. Millán

 

 

 

 

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